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Anoche, el Presidente Obama detalló sus planes de acción ejecutiva que se espera beneficien a más de 5 millones de los 11 millones de indocumentados que viven en Estados Unidos.
En Fundación W.K. Kellogg comprendemos que, para demasiadas familias, el estatus migratorio ha provocado dificultades perjudiciales para bienestar de niños y niñas. Las familias con estatus mixto viven con miedo a las deportaciones y nuestras políticas actuales privan a algunas niños y niñas de la oportunidad de permanecer en este país con padres que les quieren y cuidan.
Reconociendo que hay muchos factores a considerar en la creación de una reforma migratoria duradera, aplaudimos al presidente por dar este primer paso hacia la mejora de las oportunidades para muchas familias y niños y niñas.
Nuestra reciente encuesta sobre la vida de las familias latinas en Estados Unidos, realizada en asociación con Univisión y The Denver Post, muestra que el optimismo sigue alimentando la inmigración a este país. Los mayores índices de optimismo sobre el futuro proceden de los nuevos inmigrantes. Ese optimismo se vio atenuado por la preocupación por el estatus migratorio y el miedo a la discriminación en los lugares de trabajo y por parte de las fuerzas del orden. Y no sin reconocer las dificultades a las que se enfrentarán, especialmente los que no tienen la ciudadanía.
Mientras consideramos cómo estos cambios podrían mejorar la situación de millones de familias, no podemos ignorar la realidad de las preocupantes políticas de aplicación de la ley. Desde Ferguson (Misuri) hasta las ciudades fronterizas de Arizona, queda mucho trabajo por hacer para garantizar que protegemos y promovemos los derechos de todos en este país: inmigrantes, ciudadanos afroamericanos y cualquier otra persona que se enfrente a barreras que le impidan tener oportunidades.
"Esta acción subraya la necesidad de crear condiciones que permitan a millones de madres, padres, trabajadores y estudiantes mantenerse a sí mismos y a sus familias", dijo La June Montgomery Tabron presidenta y director(a) general de Fundación W.K. Kellogg. "Una reforma duradera de la inmigración contribuirá en gran medida a unir a nuestras comunidades, demostrar justicia, oportunidades y un trato justo para todos niños y niñas."
