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Un llamamiento al cambio y a la solidaridad, exigiendo justicia para Tiro Nichols

Nos unimos a la población de Memphis, Tennessee, y a millones de personas de todo Estados Unidos y del mundo, para dar testimonio de la brutal paliza propinada a Tyre Nichols por cinco ex policías. Una vez más, se ha grabado en vídeo un horrible desprecio por la vida humana. Una vez más, una familia, comunidad y una ciudad tienen que enfrentarse al profundo dolor y trauma causados por estos hechos.

Es un hecho que la policía mata de forma desproporcionada a negros y marrones. Será imposible hacer verdadera justicia por el asesinato del Sr. Nichols mientras no abordemos el desprecio por el valor de la vida de los negros -arraigado en la supremacía blanca e impregnado de un falso sentido de jerarquía racial- que permitió tanto la detención ilegal de tráfico que provocó su muerte como la salvaje paliza que acabó con él.

Para ser claros, ninguno de nosotros, incluidas las fuerzas del orden, somos inmunes a la supremacía blanca. Los prejuicios implícitos basados en la raza o el color de la piel suelen estar en el origen de encuentros negativos o violentos en todos los niveles de nuestra sociedad. Los impulsos asociados a los prejuicios alimentados por los dictados interiorizados de la supremacía blanca pueden responsable llevarnos a hacer suposiciones injustas sobre las personas, incluso cuando comparten nuestra identidad personal y nuestros antecedentes. Los prejuicios implícitos que arrastramos como individuos se combinan con factores sistémicos para dar forma a nuestra manera de vivir y trabajar.

Este es un momento para reclamar el cambio y la solidaridad con las comunidades negras asoladas por el dolor, el miedo y el agotamiento. Es notable que los cinco ex agentes negros de Memphis fueran detenidos y acusados pocas semanas después del incidente, cuando casos similares en otros lugares han tardado muchos meses. Aunque la investigación sigue su curso y es posible que otras personas tengan que rendir cuentas, debemos insistir en que es universalmente inaceptable morir a manos de la policía. La celeridad de la investigación en este caso debería ser la norma para todas las acusaciones centradas en la brutalidad, sin tener en cuenta la raza o la procedencia de los autores o de las víctimas.

El Sr. Nichols era hijo, compañero de trabajo, amigo y padre. Su asesinato debería obligarnos a cada uno de nosotros -seamos blancos o negros, latinos, indígena o asiáticos; trabajemos en un banco, en una panadería o en una comisaría de policía- a reconocer el caldo de cultivo del racismo en el que nadamos cada día y la papel o rol influencia que ejerce en la forma en que percibimos el mundo, conscientemente o no. Que este momento nos empuje a construir relaciones por encima de nuestras diferencias y a honrar nuestra humanidad común.

Debemos exigir justicia para el Sr. Nichols y trabajar para transformar las actitudes, creencias, comportamientos y sistemas colectivos que condujeron a la trágica pérdida de su vida y de tantas otras.

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