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Nuestro compromiso a los niños y niñas
y familias de Haití

Las necesidades de Haití siempre han estado a flor de piel, pero pocas veces más que este año. En agosto, un terremoto sacudió la península meridional del país, matando a más de 2.000 personas. En la capital, los barrios están asolados por la violencia de las bandas, y la república en general se debate en un vacío de poder dejado por el asesinato del presidente. Las necesidades también son evidentes en las rutas migratorias labradas por quienes buscan algo mejor para sí mismos y sus familias.  

Hace diez años, Fundación W.K. Kellogg hizo de Haití uno de sus seis lugares prioritarios. Empezamos a establecer asociaciones con varias organizaciones locales que operaban en 11 comunidades del suroeste y la zona central del país. Vimos en esas comunidades tanto necesidad como potencial. Hicimos un compromiso para asociarnos con ellas durante al menos una generación. Nos apoyo su desarrollo en las áreas de educación, seguridad economica familiar y equidad en salud. No se trata de un trabajo a corto plazo, sino de un trabajo que requiere una asociación sostenida con quienes están sobre el terreno para forjar un futuro en el que niños y niñas prospere.

Seguimos viendo un gran potencial, y no nos echamos atrás. Este año apostamos por algunas grandes iniciativas en Haití. Están dirigidas por haitianos, son colaborativas, están cuidadosamente planificadas y son potencialmente transformadoras. Las llamamos "Bolsillos de esperanza", y estamos deseando impulsar estos inspiradores esfuerzos en los próximos meses.

Nuestra socios sobre el terreno trabaja sin descanso para construir un país cuyos ciudadanos no se sientan obligados a recorrer miles de kilómetros para encontrar un trabajo digno, educación o tratamiento médico. Estas organizaciones están formando y empleando a profesionales de la salud, proporcionando atención perinatal de calidad, ayudando a cientos de escuelas a convertirse en entornos seguros y constructivos aprendizaje , y trabajando con redes de agricultores para ampliar las cadenas de suministro - impulsando los medios de subsistencia de las familias y satisfaciendo al mismo tiempo las necesidades nutricionales de los vulnerables niños y niñas.

Gran parte de las penurias a las que se enfrentan los haitianos hoy en día son el resultado de acciones emprendidas durante cientos de años por intereses públicos y privados en Otro países, incluido Estados Unidos. Estados Unidos comparte la responsabilidad de mitigar los errores históricos y apoyo su vecino más antiguo. Los haitianos, en cualquier parte del mundo donde vivan o estén de paso, merecen el máximo respeto y reconocimiento de su humanidad. Todas las personas -independientemente de su estatus de ciudadanía- merecen nuestra afirmación de sus experiencias y sus viajes.

Nuestro trabajo en Haití, como en otros lugares, seguirá siendo independiente de cualquier interés extranjero políticas , aunque en deuda con los niños y niñas y las familias a las que nuestra misión es servir. Cuando nos asociamos con líderes y comunidades locales, podemos ayudar a Haití a convertirse en un lugar donde niños y niñas prospere. Por eso reafirmamos nuestro compromiso a Haití, e invitamos a otros a unirse a nosotros para ayudar a nuestros vecinos a desarrollar su máximo potencial.

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